Relato Sexual Callejón

La calle al otro lado del gimnasio

Todo da vueltas y hablo sin parar conmigo mismo y con Aurora, que está apoyada en mi brazo mientras andamos medio borrachos (al menos yo) de camino a su portal. Ella iba vestida con ropa de fitness de colores llamativos, del tipo amarillo limón, fucsia y el resto algo elástico de royo mallas.
A su vuelta del gimnasio nos habíamos cruzado en la terraza del bar que frecuentamos, y ya se sabe, parar para una cerveza, liarse y de esa manera perder todo lo que has hecho en el gimnasio (por eso yo no voy, pero ella si, así se mantiene de buena…). Como iba diciendo ella está apoyada sobre mi hombro y aunque es casi más alta que yo, mi mano derecha va feliz y automáticamente a su cintura con esa textura de licra o ropa de gimnasio. No es la primera vez que realizamos este trayecto después de estar en el bar, pero hoy el ambiente es distinto, está todo más calmado como si todo el mundo estuviera a medio gas, incluso los coches que van por la calzada parece que van más despacio.
Aurora empieza a juguetear con su mano por mi espalda y yo respondo haciendo lo mismo pero casi bajando hasta su culo. Cada vez andamos más despacio como si no quisiéramos llegar a su portal, que por otro lado, tampoco estaría nada mal seguir allí. Ya no hablamos, no hace falta, se está mejor intercambiando caricias y roces. Hay mucha confianza, de esa que esperas que no se acabe. De la manera más ruin y con nocturnidad Aurora, que no parecía borracha utilizó de excusa una baldosa mal puesta de la calle para «tropezarse» y agarrar mi polla con la mano que tenia libre, fue una sorpresa, una agradable. Por asi decir, la veda queda abierta y en cuanto noté su mano la mía fue a su perfecto y duro culo pulido de gimnasio. Nos miramos y ella sonrió, estábamos como a 20 metros de su portal.
-¿Me la enseñas?
-¿De verdad?-Se me escapaba una sonrisilla nerviosa
-Si claro, ¿hay confianza no?-Ella seguía con su sonrisa de complicidad
-Me acabas de plantar la mano, pero no es suficiente estoy a medias de…
-Da igual, quiero verla!
No dudé más por si se pasaba la oportunidad y me la saqué mientras ella miraba fijamente. Me la guardé no fuera a coger frio.
-Me ha gustado, tienes buena polla.
-Me alegro de que te guste, pero yo no he visto nada…
En ese momento se desabrochó algo de la ropa de fitness, como si fueran unos tirantes y me enseñó sus tetas, eso fue inesperado, pero de nuevo una bonita sorpresa que me «animó» bastante. Iba directamente a comerme una de sus tetas pero se tapó y saltó una sonrisilla.
-Que mala eres…
-Bueno, tu también te has tapado rápido no?
-¿Entonces te la vuelvo a enseñar?
-Venga
Esta vez como ya he dicho, estaba más animado. Así que me la saqué sin dudar.
-Vaya, cada vez estas mejor no?
-Si desde luego que si, creo que es cosa de la cerveza, o quizá por tu culpa pero no estoy seguro.
-Entonces vamos a comprobarlo, ¿Por qué no te pajeas?
-Aqui en la calle???
-Si claro, que me gusta más, ven acércate aquí…
Obedecí como un perrito, nunca habí hecho algo parecido pero estaba demasiado cachondo ya,asi que me puse en frente de ella, casi pegado y mientras la miraba empecé a masturbarme. Ella tambien me miraba fijamente, la cara, me escupió en la polla y siguió mirando, no habia nadie en la calle ya a esas horas solo algún coche que otro pasaba ligeramente por la calzada y la farola de encima nuestro empezaba a parpadear, lo cual hacía de la situación todavía mejor…

*****

Salí a la ventana a fumarme un piti a oscuras, y me di cuenta de dos chavales, debajo de una farola que parpadeaba, uno de ellos una rubia de muy buen ver…que estaban abajo en la calle, cuando me di cuenta de que estaban «jugando muy juntos» y joder que si estaban jugando, se me estaba consumiento el piti sin darme cuenta.
El chaval estaba con una gran polla fuera haciéndose una paja y rozándose con la rubia. Apagué el cigarro con cuidado para que no me vieran, y seguí mirando a los chavales. De vez en cuando se sonreían y se giraban un poco por si algún coche los veía, quizá no les importaba que fueron vistos. La vista estaba genial y los hijos estaban en casa de su padre y empecé a notar cosas que hacía tiempo que no notaba, como esa excitación y esa humedad…
No quería ser como ellos pero era muy morboso, me cercioré de que no me veia nadie y me quité el camisón y empecé a tocarme apoyada en el marco de la ventana de la cocina a oscuras.
Así estuve un rato aguantando, estaba caliente y hacía tiempo que no veía nada tan morboso, estaba muy húmeda, el chaval tenia un buena polla y la rubia no para de rozarle con el culo, o cogérsela con la mano o rozarle con la ropa esa de deporte.
Él parecía que quería metérsela a través de las mallas y cada vez ella le rozaba más o le ayudaba, a él le cambiaba la cara, estaba muy muy cachondo.

*****

Estaba ya apunto de correrme, Aurora lo notó, me cogió la polla me pajeó muy fuerte, me agarré a su culo y empecé a correrme, digo empecé porque eché mucha leche caliente en su ropa de fitness, el semen empezó a gotear y antes de eso se untó la mano y se la llevó a la boca y despúes me dio un largo muerdo compartiendo mi semen.
Después de unas sonrisillas y de mis jadeos después de una corrida tan grande:
-Ha estado genial, me encanta como te has corrido y como me has llenado de leche, cerdo.
-Ha sido tu culpa, ¡tu has empezado!
-Deberíamos irnos, que es tarde.
-Si, creo que sí al menos a darme un ducha.
Nos dimos otro beso y con eso se fue a su portal con toda la ropa chorreando semen.

*****

Estaba ya tan húmeda que me bajaba por la piernas y casi no me tenía en pie, daba gusto ver como se pajeaba en la calle con ese rabo, me encantaría que me la metiera o ser yo la rubia…o que se corriera en mi. Se me estaban escapando los gritos mudos y algún espasmo cuando por fin le vi correrse como una fuente encima de la rubia que le estaba pajeando…
Todo ese semen caliente encima de ella, que no dudo en cogerlo y llevárselo a la boca, que envidia, antes de que se acabara la escena aproveché y yo también me corrí, me di bien fuerte y empecé a chorrear también con gemidos y todo aunque me escondí por miedo a que alguien me viera o escuchara.
Me quede un poco en la cocina a oscuras, habiendo manchado el suelo y riéndome nerviosa de mi misma y de la situación, aqui haciéndome un dedo mirando por la ventana como una pervertida y sobretodo disfutándolo.
Me limpié y el suelo también, me asomé así como quien no quiere la cosa pero solo vi la farola parpadeando.

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